Campaña de Arquitas (V)

Fortaleza Svoglia, Mitala. Kes 6 de la Luna de la pesca 577 año del Final.

Una mañana húmeda y neblinosa escalo por el castillo Svoglia. Los restos de la lluvia goteaban por los tejados y almenas.  En una de las torres se despertaba Arquitas de un mal sueño, una vela había permanecida encendida toda la noche y aun así las pesadillas le habían despertada gritando en medio de la noche. Se lavo en una tinaja de agua caliente que le trajo la sirvienta y le sorprendió que el sastre hubiera estado trabajando para el toda la noche. Aunque bien pensado, el negro era el color del noble y debería tener el tejido a mano.


El almuerzo no solo era una muestra de su poder aparente como lo habían sido las otras cenas, sino que en este realmente se podía preciar el gasto que representaba, Arquitas media el precio y dificultad de todo aquello que había en la mesa y se sorprendió con el poder del conde.
Después del almuerzo, elogios y conversaciones banas el conde hizo una señal, un sirviente desapareció por una puerta y apareció acompañado de una mujer. Era una mujer joven, lleva una armadura de placas y su cabello moreno recogido en una trenza, su aspecto desprendía seguridad y convicción. Después de una breve inclinación le entregó una caja y se fue.
El noble sonrió, se limpió la boca con un pañuelo y dijo:
-Vete aquí que una cosa tan pequeña pueda ser motivo de precauciones tan grandes. Verás Arquitas, has demostrado que puedo depositar mi confianza en ti. Pues no solo eres alguien capaz, también eres alguien de confianza, dos aspectos difíciles de encontrar juntos en estos tiempos. En la universidad vive un investigador llamado Escino de Cárnatos, me gustaría que le llevaras esta caja y una bolsa que te daré, con la máxima discreción posible, diciéndole que vas de mi parte. Como ves no es ninguna misión que contenga peligro alguno pero es un favor por el que serás recompensado.
El conde dejó la caja sobre la mesa y dio un largo trago en su copa de vino esperando tus preguntas.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

La discreción, conde Svoglia, no sería precisa si no se percibiera la situación como peligrosa y como bien ha dicho, los venenos más potentes se guardan en los botes más pequeños. Estoy seguro de que podrá encontrar a otra persona más adecuada para el encargo, así que mi negativa a realizarlo no le supondrá grandes problemas. No necesito más dinero ni, por consiguiente, trabajo.

Le agradezco la hospitalidad, pero creo que ya va siendo hora de que empiece los preparativos para el semestre que viene.

Ubpic dijo...

- La discresión es precaución, nada mas, no es veneno aquello que lleva la caja, si no un objeto de estudio. Ruego que medites sobre tu respuesta. La proxima vez que vea a tu padre tendré que preugntarle de donde has sacado esta falta de arrojo.

Anónimo dijo...

Los fosos, como en el que caí yo, están llenos de hombres con arrojo.

Sin embargo, como dijo Arisménides, el valor es lo que se necesita para levantarse y hablar; pero también es lo que se requiere para sentarse y escuchar.

Creo que en este momento debo escuchar más que nunca pues no sé si podré volver a la Universidad y quiero aprender todo lo que pueda, espero que no se moleste por mi decisión.