Raza: Humano.
Rasgos
y personalidad: Su piel curtida
por el Sol y la sal, morena y maltratada
cual madera de los restos de un naufragio muestra las cicatrices de un pasado
fraguado con acero y sangre. Quizás su humor huraño e intimidatorio son un
vestigio de sus años como capitán pirata del Osadía y su tripulación. La cabeza siempre afeitada cuidadosamente,
legado de una plaga de piojos acontecida muchos años atrás, y el anillo de oro
con un pequeño rubí son todo lo que le queda de sus años en alta mar.
Historia y trasfondo: Hijo de un oficial de aduanas de Mildur, Aulo
Antonio, y de una hermosa mujer de piel
tostada venida de las tierras del Sol llamada Netikerty.
Vivió su infancia viendo como pequeños y
grandes barcos iban y venían portando lujosas telas, animales salvajes y
extrañas especies de tierras lejanas y observando el trabajo incansable de los
pescadores que se hacían a la mar con las primeras luces del alba y volvían
cuando las estrellas empezaban a centellear en el cielo. Pasaba la mayor parte
del tiempo imaginando las vidas de aquellos hombres que procedían de lo
desconocido y hablando con los estibadores y la tripulación de todos esos
barcos, portadores de noticias y leyendas. Pronto aprendió a leer y a escribir
gracias al trabajo incansable de su padre y la insistencia de su madre. Su
cabeza, propensa a fantasear no tardó en quedar atrapada por la belleza de una
joven que acompañaba a su padre, un senador rico y poderoso, a controlar sus
mercancías y barcos.
Se enamoró de ella
y pasó dos largos años tratando de conquistarla hasta que reunió el coraje para
declararse. Ese día marcó su devenir y el de la familia de la joven. El senador
y su hija se sorprendieron al ver el valor del joven al hacer su proposición
pero ambos se rieron de sus pretensiones. Lo rehusaron alegando que era de
familia demasiado humilde y que nunca llegaría a ser nadie, tenían mejores
planes de futuro para su noble hija.
Tal fue la furia de
Acúleo que en menos de una semana reunió un grupo de estibadores, maleantes,
marineros y hombres de baja calaña dispuestos a hacerse ricos a cambio de
ponerse a su servicio. Una noche de Jacuiek, dios de la muerte y la justicia,
se reunieron al amparo de la Luna negra y asaltaron el barco mercante Doncella dorada; el buque insignia de la
flota mercante del senador. Mataron a los vigilantes que se encontraban de
guardia y al capitán de la nave, se apoderó de su anillo de oro con un rubí
pequeño con orgullo y se hicieron con el control del barco marchándose a alta
mar con todas las mercancías.
A partir de ese día
rebautizaron el barco y se convirtió en el capitán pirata del Osadía. Sexto conocía las rutas de los
barcos mercantes del senador pues había estudiado los mapas de su padre y se
dedicó durante años a saquearlas y hundirlas.
Finalmente tras
años de búsqueda y captura, y la pérdida notable de dinero y poder de la
familia del senador, la marina de Mildur
dio con su barco y lo hundió dándole por muerto a él y toda su tripulación. Él
sobrevivió al naufragio despertando de una década de violencia injustificada y
decidió redimir sus pecados alistándose a la orden de Rohín y luchando al lado
de los honestos y necesitados.
Guarda el anillo
para recordar qué no debe hacer y espera poder perdonarse algún día por la
muerte de todos los inocentes caídos en su búsqueda de venganza.
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