Campaña de Vitelio Flavio (IV)

Mar de Niebla, en la iglesia del padre Leonardo, Teleos. Año 573

Compañia Rohirrim: Druso Iuventio, Cayo Julius y Vitelio Flavio.


Y así fue como Vitelio volvió a vagabundear por las estrechas y sinuosas calles de un puerto. en Puerto Alondra, el aire olía a sal, a cerveza y a especies… Los oídos se te llenaban de gaviotas y la vista se embriagaba con los tonos rojizos de las casas y barcos de madera. El Mar de niebla no se parecía en nada a aquello. La niebla se arremolinaba en las calles vomitada desde los oscuros callejones de piedra. El agua era oscura y en vez de a sal olía a podrido, las gaviotas parecían cuervos y pese a la máxima de Mar de nivela (si ves algo bajar flotando pro el rio húndelo y no hagas preguntas) cientos de inmundicias flotaban en el puerto. Para terminar el cuadro esos dos guardias de Juliano siguiéndole los pasos…definitivamente, no estaba como en casa.

Cuando por la noche la compañía se reunió, Vitelio y los demás apenas habían hecho algún avance. Druso no volvió aquella noche y Helvetio vigilado por otros dos guardias tampoco pudo hacer gran cosa. El único que tuvo cierto éxito fue Cayo, consiguió internarse dentro de la biblioteca y entre las piernas de la bibliotecaria. Lo poco que sacaron en claro esa noche fue que estaban vigilados y que Vitelio Flavio I había estado buscando algunos libros en la biblioteca.

Si el día anterior había sido un día opaco, para Vitelio, el siguiente no fue a mejor. Volvió al puerto y provocó una pelea para despistar a los guardias, pero lejos de conseguirlo fue arrestado y encarcelado en la celda personal de Juliano por desorden público. Allí recibió instantes después a Cayo, detenido por intento de soborno a los “Intocables” de Juliano Esparza. No volvieron a tener noticias de Druso ni de Numerio y a partir de ese día ya no volvieron a saber nada de ellos.

Cinco días más tarde, el mes de Mirtul empezaba funesto para los ex convictos, seguían sin noticias de sus amigos y estaban más perdidos que al principio. Usando los fondos que Numerio consiguió en el ritual de Eponna financiaron un arriesgado plan para que Cayo se internara en la Universidad. Cayo tenía que adoptar la identidad de un mago de la universidad y deshacerse de él, de esta forma obtendría libre paso para la universidad y la biblioteca alejado de la vista de los guardias. Cayo tuvo éxito en sus pesquisas y consiguió la lista de los libros que había estado leyendo Vitelio Flavio I, se la entregó a Vitelio y fue en busca de un investigador privado siguiendo las órdenes de su compañero.

Ese día, Vitelio volvió al puerto i contrató a un grupo de matones para que se deshicieran de los guardias que le perseguían, consiguió despistarlos y se hizo con los libros de la lista chantajeando a la bibliotecaria. Por la noche, al llegar a la iglesia, encontró los criminales que había contratado degollados todos excepto uno puestos en cepos delante del edificio. Prefirió no acercarse y entró por un lateral.

Dos días más, tarde el investigador le entregó un informe explicando que había una relación entre todos los muertos, habían formado parte en un juicio diez años atrás que sirvió para exterminar todo el aquelarre de brujas de la zona (dado que la fraternidad de la magia no admitía mujeres ellas se agruparon en aquelarres)la jefa del cual era la madre de Alexia Ciannor. Ese mismo día Cayo volvió de la escuela de magia exaltado, afirmando que había localizado a Druso en el cementerio exterior de la ciudad mediante artes mágicas y que debían apresurarse.
Cuando llegaron allí descubrieron un pasadizo subterráneo excavado para almacenar los cadáveres de peste en una epidemia que había diezmado la ciudad, Alexia, lo había convertido en su refugio secreto y practicado sus artes nigrománticas en él.
Aunque Alexia consiguió huir, (huyó hacia a la tumba de las brujas del aquelarre donde pretendía revivirlas) salvaron a Druso y encontraron los cadáveres desaparecidos que buscaba el padre Leonardo. Una vez fuera de las catacumbas, en la iglesia del padre Leonardo, (donde daba la otra salida del refugio de Alexia) el reducido gripo buscaba un plan que le permitiera perseguir a Alexia con los caballos, a poder ser, sin tener que esperar que abrieran las puertas el día siguiente.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Vitelio:

Estaba exhausto, llevaba una semana entera tras los pasos del ladrón de huesos y no había parado de recopilar información acerca de los últimos pasos de su padre, pero cuando salió de las catacumbas de Mar de Niebla le pareció como si el tiempo se parara. Inspiró aire profundamente y ordenó sus pensamientos

- Druso, Cayo... tranquilizaos, esta no es nuestra guerra. Esta puta ciudad está infestada de ratas... criminales, dictadores, magos relamidos chupapollas y magistrados inquisidores. Comprendo perfectamente a Alexia y aunque no comparto sus métodos no voy a ser yo quien la detenga. Que los teléucidas limpien su mierda o se ahoguen en ella.. como parece que está ocurriendo en esta maldita letrina a la que llaman ciudad.

Debemos aprovechar la ocasión para dar con la información que nos falta: el paradero de Vitelio. Debemos asegurarse de que no se encuentra en el cuartel y acto seguido bajar a las profundidades de la ciudad subterránea.

Ubpic dijo...

Ante las duras palabras de Vitelio, la boca del padre Leonardo se desencaja y empieza a balbucear respuestas apresuradas en busca de su compasión:

-P-p-pero si Alexia se sale con la suya s-s-se vengará y nos matará a todos! Que hay de la gente inocente? Solo vosotros estáis capacitados para salvar a estas almas inocentes!

-Padre, si esas almas son tan inocentes como dices, que baje tu dios y las proteja.- La voz rasposa de Druso golpea los lloriqueos y balbuceos del padre haciéndolos añicos- A lo mejor es cierto que no todos merecen morir y hare lo que esté en mi mano para ayudarlos mientras no me aleje de mi camino, pero lo siento, esa tumba no está en mi ruta.-En silencio desenfunda su gladio, se sienta en la lapida de una tumba y empieza a afilarlo, mientras lo hace, escupe sus últimas palabras-:

-Pero si esa furcia follamuertos se atreve a cruzarse de nuevo delante de mí, juro por mi vida, que la acuchillare con mi gladio y le sacare las entrañas mientras aun respire.

(Mundano, clemente arbitrario y vengativo.)

En un tono más grave de lo acostumbrado en cayo, responde al padre y a Vitelio, al tiempo que una nube cubre la luna y oscurece su cara:

-El único dios que existe y al que no podemos eludir no distingue la inocencia o la injusticia. La Muerte solo distingue entre aquel que muere o aquel que mata y yo sostendré mis armas hasta el día de mi muerte. Voy a buscar a Vitelio Flavio y rescatarle, porque gracias a él deje de ser presa para convertirme en cazador. Pero no te preocupes padre, Alexia haría bien en no acercarse a la ciudad mientras nosotros estemos rondando, un cazador nunca olvida su presa…

(Mundano, Cruel , arbitrario y vengativo)

Los tres soldados desparecen sin mediar palabras entre las sombras de la iglesia, mientras, el viento arrecia y resuena por las estrechos callejones de la ciudad, el padre Leonardo yace postrado ante un mausoleo iluminado por un farol que proyecta su larga sombra hasta que se pierde en la oscuridad. Mientras una gran amenaza se cierne sobre los habitantes de la ciudad y nuestros héroes, el padre Leonardo no hace más que murmurar entre sollozos:

- lo siento…lo siento…

Delante de la iglesia seis cuerpos se pudren, atados a un cepo y en medio de un charco de sangre. Vitelio observa de lejos el pago que se ha cobrado su objetivo mientras se pregunta si con esta clase de decisiones habría logrado salvar la vida de Ma-Jira.

Anónimo dijo...

Vitelio:

Sus hombres le están esperando a la salida del templo. Mira a los hombres muertos, expuestos a los primeros cuervos que ya se disputan su festín.

- Quien por plata mata, por hierro muere. No es peor muerte que la que se merecían.

Parece que la bruma de Mar de Niebla ya ha empezado a crecer dentro de nuestros héroes, echando raíces en los rincones vacíos del alma que dejan la guerra y la soledad. Quien no tiene familia y hogar no tiene nada que perder y quien no tiene nada que perder no se detiene ante nada hasta el día de su muerte.

Sin embargo, al pensar en un plan para rescatar a su padre, un recuerdo estalla, fugaz..

El viejo, sentado en un taburete frente a él, pela una manzana mientras su madre acaba de recoger las últimas sillas de la taberna.

- Hijo, un verdadero guerrero es un verdadero hombre y un verdadero hombre tiene los miembros firmes, una mente alerta y un corazón: sin alguno de estos elementos la armadura que le cubre solo es un cascarón vacío.

Coge el trozo de manzana que el viejo le ofrece mientras sueña con un caballero rohirrim de brillante armadura.

- Me cago en la puta!!- gruñe mientras da un puñetazo a la gran puerta vieja que guarda la entrada a la iglesia del padre Leonardo.- Esperadme.

Cruza en la oscuridad la sala principal mientras algunas gotas de sangre resbalan por su mano hasta caer al suelo y al llegar al altar se arrodilla.

Atenea, diosa de la sabiduría, a ti me encomiendo en estos oscuros días, lejos de mi tierra y mi hogar. A ti te imploro que guíes mis pasos cuando mis ojos, en mitad de la niebla, no vean el camino a seguir, dame la fuerza y el valor precisos para proteger a los inocentes y a los indefensos y cuida de los míos si algún día algo me pasara.

Se levanta despacio, con rostro severo, vacío por dentro, aligerado de una gran carga, en paz.

Sale al cementerio en busca del padre Leonardo que aún está tiritando, a causa del frío o el miedo.

- Perdón padre, me he comportado como un niño asustadizo. Pido disculpas y prometo que no dejaré que a la gente inocente de esta ciudad le ocurra nada malo mientras esté en mi mano.

Tras un fuerte apretón Vitelio sale al exterior donde sus amigos aún le esperan.

- Durante esta noche y el día de mañana, aprovechando el caos, averiguad si el general se encuentra en el calabozo. Yo tengo que cumplir con mi deber, nos encontraremos mañana a la misma hora en el mismo lugar. Que Atenea os guíe.