Campaña de Vitelio Flavio (V)

La tumba del Bosque viudo, Teleos. Año 573.

Mientras el Sol sale por el horizonte un puente baja lentamente a través de una ranura en el acero… Se escucha un relincho y un coceo, el sol restalla sobre su cuerpo cobrizo. Debajo de una raída capa escarlata que ondea al viento, con los miembros firmes, una mente alerta y un corazón cabalga el hombre.

El peso de su armadura siembra su frente de una sudor perlada que pronto desaparecerá espoloneada por un galope salvaje. El sol, que ya se esconde entre las montañas, se irá soñando con la mancha azul que ha fundido la niebla salpicada de suaves colinas, juncos, ríos, lagos, pantanos y bosques…

La estrella Vespertina a teñido el cielo de rojo sangre, heraldo de la estela que acompaña a su amo. Aunque ha pasado un día y el sol se despierta otra vez buscando a su jinete, para Vitelio, ha sido un abrir y cerrar de ojos, ha sido un viaje a los sueños y historias de antaño.

Al llegar al claro, descabalga y observa a su alrededor, árboles centenarios se inclinan con respeto delante de una ruinosa construcción que se entierra en la roca. Dos grandes losas de piedra entreabierta custodiaban la entrada, al pie de ella los restos quemados de lo que parece un sello que las mantenía cerradas. En el centro del claro un tocón más viejo que los arboles que le rodean yace cubierto de cicatrices donde las hachas le han mordido después de cortar las cabezas que en el reposaban.

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