Tu eres Maric, tercer hijo de Taro, regente del “Caldero humeante” en Los centinelas, frontera este de La Tierra de Los Valles.
Tu madre murió a
tus quince años, de ella recuerdas las canciones que cantaba en la taberna, sus
ojos soñadores y sus ansias de viajar. Su vida se fue consumiendo a tu parecer,
en una pequeña taberna en un lugar del mundo donde nunca pasa nada. Ese mismo año
un grupo de nómadas adoradores de Jeonu pasaron por la taberna y se quedaron
unas semanas por los alrededores de la fortaleza. De ellos aprendiste el
significado de la vida y te hiciste iniciado de jeonu.
Piensas que tu
madre nunca siguió sus sueños (en parte te siente culpable por ello) y no
quieres repetir su error. Has pasado los últimos ocho años ahorrando para
comprarte cuatro cosas y salir de aventuras, llegado el momento has invertido
la mayor parte del dinero en tu gran maza y el resto en el escudo y la
armadura, tu primer paso será investigar las cuevas de las colinas cercanas a
la ciudad, has escuchado que un bandido llamado Vol se esconde allí i asalta a
los viajeros que llegan o salen de la ciudad.
Sueles silbar, a
veces sin pensar ,las canciones que cantaba tu madre. Acostumbras perder las
horas muertas escuchando a los bardos que pasan por la taberna (y te has ganado
más de una regañina por ello). Cuando puedes, les pides que te canten “la bella
de los cabellos dorados” y sueles arrojar un par de peniques al cantante
siempre que dispones de ellos, crees que te da suerte.
Sientes una
especial predilección por la música, el laúd y el fuego. Aunque eres bromista
delante de alguna de estas tres cosas te apaciguas y te vuelves contemplativo y
reflexivo.
Temerario como eres, sueles intervenir en las peleas de la taberna para apaciguarlas, (a mamporrazos y golpes de silla en la cabeza ).
Cuando te metes en una pelea, escuchas el revuelo, jarras y botellas que pasan silbando por tu alrededor, las sillas y mesas haciéndose añicos en las cabezas tuyas o de otros (¡lo importante es que las cosas se rompan!)… Te hierve la sangre, te encanta gritar ( a veces cantar) en esos momentos… Por eso estas encantado con tu nueva adquisición, ¡una maza que ara añicos cualquier cosa que se te ponga delante!
Eres un poco
arrogante y arriscado, te gustan los romances incendiarios de una sola noche
con las clientas del caldero. Sin saber por qué, te gusta más la sensación, que
imaginas, tendrán ellas cuando se levanten y no estés, que los abrazos que te
puedan dar por la mañana. Salir por el balcón de tu taberna por la noche y
notar el viento azotando tu cara, casi es mejor que una buena pelea de bar.
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