Campaña de Vitelio Flavio (XII)

En algún punto entre Naxos y la Puerta de los Valles, Teleos. Jeonu 5 de Luna de la caza. 573, Año del Fuego.

Compañia: Druso, Cayo Julius, y Vitelio Flavio.

Ferekie Anduriel Leinaïe.

Tras cuatro largos días de camino las colinas de la daga sorprendieron verdes a los ojos de los supervivientes. Druso, mas fuerte y vital [(Supervivencia 75) 11, 67, 37/75] trotaba con su caballo detrás de la caravana, cauto y precavido. Alessandro, [(CON 9) 100, 29, 38/27)] aquejado de altísimas fiebres yacía inmóvil y delirando junto a Cayo [( CON 10) 82, 23, 58/30] que a duras penas recobraba la conciencia de vez en cuando. El frío, poco a poco había ido desapareciendo formando barrizales y enseñando las flores que habían conseguido salvarse de aquel invierno relampagueante. Al tiempo que Vitelio traqueteaba por sus pensamientos en busca de sosiego Druso se puso a su nivel y arranco de su garganta una decisión que ya parecía haber tomado anunció:

-Helvetio aun nos cuida hermano, al horizonte aun baila Ewëna para nosotros (Otear 54/61), he hecho caso a su aviso y he retrasado mi marcha para explorar nuestros pasos, tres jinetes montados fustigan sus monturas sin parar, nos están siguiendo y nos van a alcanzar. Si fijas la vista al frente veras que el camino pasa entre esas dos colinas, es el comienzo de las Colinas de la daga. Quiero quedarme allí y mostrarle mis colmillos a nuestros perseguidores.

Después de guardar un rato de silencio y antes que respondas Druso continua. Usando una voz más suave y con gran esfuerzo y pesar te dice:

-Siento mi último comentario de hace unos días…Nunca he estado tanto tiempo en una compañía como para apreciar a sus acompañantes, menos como para llamarles hermanos. Quiero que sepas que sin tu ayuda hubiéramos perecido frente el monte Itome, que todos te debemos la vida y que hoy te la voy a devolver. Tu y yo nunca hemos hablado de nosotros y ahora ya es demasiado tarde para confraternizar…Pero quiero pedirte un último favor, (ahora, con lagrimas en los ojos y la voz entrecortada mira al horizonte para disimular) Hace ya algunos años pase una noche de juerga en un burdel en una ciudad de los valles, el burdel se llama Sonrisa de Padie, no tienes porque conocerlo, yo no lo conocía. Allí conocí una muchacha fresca y salvaje como el bosque o el viento, aquel día no supe su nombre y pague por su sexo. Ahora no puedo olvidarla y cada día que curo una de mis heridas lo hago pensando en ella. Se llama Txaiegie, era una humana criada por elfos, tiene un cachorro mío…Me gustaría que le dieras mi medallón, no espero que cuides de él ni seas su padre, yo no lo he sido. Solo pido que le digas quien fue su padre y que cuando murió, su ultimo pensamiento fue para él y para su madre.


Visiblemente temeroso de tu respuesta espera intranquilo mientras tensa su arco.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Vitelio cogió el medallón que Druso le ofrecía y clavó sus ojos en los de su compañero.

- Le daremos el medallón Druso, sabrá quién es su padre. Ahora encárgate de esos hijos de puta y búscanos en la Puerta de los Valles, es una orden. En las Nonae partiremos de allí, espero contar con tu compañía para entonces. Hasta la vista hermano.