Campaña Vitelio Flavio (VIII) y Silverleaf (III)

Delante los muros de Mar de Niebla, Teleos. Jacuiek 12 de luna oscura. 573 año del fuego.

Compañia Rohirrim: Vitelio Flavio.

Ferekie Anduriel Leinaïe

El Hacha bajó funesta y certera como el destino contra la cabeza de Vitelio que yacía tumbado. En un pequeño promontorio que sobresalía de entre las ciénagas cercanas a los muros de mar de Niebla el hacha reboto contra el casco que antaño lucia la legendaria orden de los Rohirrim.

Cuando las nubes oscurecieron el cielo, Vitelio recordó su paso por el fuerte abandonado, su nueva espada y el rescate de Helvetio. Recordó como había recuperado la llave de la ciudad, (la espada llamada fuego de brujas) y como la ciudad había despertado de entre las cenizas y el fuego de los muertos que la habían atacado asediada por las tropas de Lord Hoster.

El viento rugió desde las almenas de la ciudad i dio el aliento suficiente para que Vitelio se levantara. Con su crin bailando al aire, se abalanzó hacia Harold Montclar que había perdió el norte imbuido por una furia salvaje i volvía a impactarle con una de sus hachas en la armadura.

Los primeros compases del combate ya habían pasado, se habían medido las fuerzas en el primer asalto y la nueva espada de Vitelio clavada en el escudo redondo de Harold observaba el combate desde el suelo a pocos pasos de los guerreros. Ambos combatientes se habían herido y hasta ese momento luchaban de forma más defensiva intentando superar su armaduras empujando al rival al suelo. Pero mientras Vitelio notaba el sudor empapar su armadura y hacerla más pesada, mientras notaba la sangre resbalando por su pierna, el peso de Hierro y el temblor de sus piernas Harold ciego de venganza no notaba nada de eso y intentaba saciar su agonía dando de beber sangre a sus hachas.

Los hermanos pequeños del Harold Montclar murieron dando la vida por el hijo de Lord Hoster, su señor y Lord de Dulcemar. Aunque Ser Hector, el hijo, sobrevivió, quedó mal herido y Hoster no tardó en jurar venganza. Hoster asedió poco después Mar de Niebla, en un ataque sorpresa gracias a la mortaja de muerte y silencio que extendió por delante del pequeño ejército Harold. Vitelio prometió justo castigo para los asesinos y paz para Mar de Niebla a cambio de un combate de honor para elegir el juez que lo llevaría a cabo (Harold o él) respaldado por el ejercito de muertos que de momento gobernaba. Harold aceptó.

El fuego y el hielo se batían en duelo en las marismas. Harold danzaba con sus dos hachas en una danza de odio y fuego. La fría muerte atenazaba el cuello de Vitelio y lo amortajaba enlenteciendo sus movimientos, sus empujones no podía ya derribar a su enemigo. Pero justo cuando la oscuridad te cierra los ojos y el cuerpo no aguanta sale a flote el alma del guerrero y un recuerdo…

Y coge a Hierro con más fuerza, mantiene los miembros firmes y con sus últimas energías derriba sus miedos. Ellos, cegados siguen golpeando desde el suelo pero Vitelio ya no nota el dolor. Una mente alerta es capaz de ver la oportunidad en el centro de la dificultad. Respira hondo… busca el momento…y hunde a Hierro en la axila de Harlod, hielo perforando la carne y apagando el fuego, disipando magia y furia dejando vapor, miedo y dolor…cansancio y inconsciencia…

Y la espada bajó funesta y certera como el destino contra la cabeza de Harold que yacía tumbado… Y se clavó en el suelo mientras recitaba:

-- Hijo, un verdadero guerrero es un verdadero hombre y un verdadero hombre tiene los miembros firmes, una mente alerta y un corazón: sin alguno de estos elementos la armadura que le cubre solo es un cascarón vacío.

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